Instancia Geográfica
Descripción general:
Según Guy Di Meo (1994), la instancia geográfica representa el sustrato material sobre el que se desarrolla el territorio; es el dominio de la praxis, de la acción, y es el resultado de la incesante actividad de los humanos. En este sentido, la comprende desde el encuentro de tres experiencias: las practicas cotidianas y rutinas de lugares que forman el territorio; el conocimiento de mapas y planos que lo describen y lo dan a ver; y el descubrimiento y reconocimiento de paisajes que lo simbolizan.
Así concebida, la Instancia Geográfica del Partido de Luján señala un territorio fuertemente signado por la historia argentina y sudamericana, desde la colonización e instauración del catolicismo, al puerto y la exportación de materias primas. En la actualidad, el crecimiento del área metropolitana de Buenos Aires le imprime una dinámica en constante tensión entre el pueblo y la urbe gloabal, generando múltimple problemas ambientales.
A fin de posibilitar un análisis territorial del Partido de Luján, en esta instancia se reconocen los espacios donde tales prácticas cotidianas se homogeneizan en la población, como el centro cívico-comercial de la ciudad de Luján o algunos espacios públicos específicos. Luego se identifican tales espacios en los mapas y se complementan con mapas mentales de la población. Y, finalmente describir los paisajes que simbolizan para la población local.
Espacios de la vida cotidiana
Las prácticas cotidianas se centralizan principalmente en el centro de la ciudad cabecera, donde se concentran actividades administrativas vinculadas al Estado municipal (municipalidad), provincial (policía, registro civil, ARBA) y nacional (AFIP, ANSES, Correo), con locales del sistema financiero, comercios de casi todos los rubros y locales gastronómicos y de esparcimiento. Tal conglomeración de actividades resulta un polo de atracción de la población de todo el partido, que se fortalece con la disposición de los medios de transporte público local y regional que lo atraviesan (líneas locales) o contornean (líneas regionales). Por esto último, un nodo importante es la terminal de ómnibus; que si bien no está en pleno centro, centraliza la circulación de habitantes de Luján, viajantes y turistas que llegan a la ciudad.
Las prácticas cotidianas ejercidas en espacios públicos tienen una componente importante en esta zona, la que se complementa con otros espacios de usos específicos dispersos en el centro de la ciudad, como grandes escuelas secundarias (las conocidas como comercial, industrial, normal, media 1 y maristas), el hospital y la zona sanitaria (alrededores de la Clínica Güemes), el polideportivo y los clubes, y los espacios verdes (especialmente la plazoleta “Antigua Estación Basílica” y el parque “San Martín”). Esta dinámica organiza los horarios de las prácticas cotidianas en dos grandes franjas: la mañana y la tarde. Por la mañana, entre las 7 y las 13hs, la actividad se centra en las entidades administrativas y financieras (10 a 15hs, pero su actividad aminora después de las 13hs). Por la tarde (entre las 16 y las 20hs), la actividad es más relajada y centrada en el comercio; por ello, en invierno, luego de las 19-20hs la ciudad entra en un estado de adormecimiento donde las calles se vacían (sobre todo después de las 21hs). Los comercios están acompañan este ritmo, haciendo en su gran mayoría horarios partidos (8-9 a 12-13hs y de 15-16hs a 20hs), excepto las cadenas comerciales (principalmente venta de electrodomésticos) y supermercados. De esta manera, la actividad fluye desde la primera hora en la mañana entre los comercios y entidades administrativas y financieras, luego tiene un momento de cruce entre el cierre de los comercios, la salida de las escuelas que genera un flujo hacia las entidades administrativas y financieras que aún están abiertas y, con su cierre (entre las 13 y las 15hs) se genera una pausa en la ciudad: la siesta; que se refuerza en los meses de verano. Luego, la actividad reflota alrededor de las 16hs en torno al comercio, la gastronomía y los lugares de esparcimiento. Por su parte, los fines de semana la actividad se concentra en los sábados por la mañana, entre las 10 y las 13hs en torno a los comercios; y los sábados por la noche en torno a la gastronomía, bares y espacios de esparcimiento. Luego, la ciudad entra en estado de fin de semana, donde la población se guarda en sus casas y no se acerca a la zona céntrica; menos aún a la zona turística. Esto puede verse principalmente en la ausencia de población local en la zona ribereña, tanto durante la semana (que permanece casi desierta, con la mayoría de sus locales cerrados) como durante el fin de semana, con sábados de muy baja actividad y domingos signados por la presencia de peregrinos y turistas (que los comerciantes distinguen de los locales por sus pertenencias identitarias y consumos).
La ausencia de zonas industriales definidas en la ciudad de Luján hace que no se identifiquen nodos marcados en torno a esta actividad, y en esta línea, no se identifican tampoco circulaciones destacadas de trabajadores sino que su circulación es en múltiples sentidos confundiéndose con el conjunto de las circulaciones. Distinto es el caso de Jauregui, donde los dos parques industriales generan un flujo de trabajadores en horarios específicos (aunque no rememora lo tiempos de la fábrica Algodonera Flandria, donde 3400 trabajadores se distribuían en tres turnos con horarios definidos). Allí, las prácticas cotidianas se organizan en parte en torno al trabajo en los parques industriales, en parte según las actividades comerciales locales y en parte, también, en relación a las actividades en la ciudad cabecera y otras localidades a las que llegan mediante transporte público y, en un importante proporción, mediante el uso de automóviles particulares.
En las localidades la dinámica muestra diferencias y semejanzas con la ciudad cabecera. Los horarios comerciales son semejantes, lo que promueve una dinámica parecida, pero la centralización de entidades financieras y administrativas en Luján promueve una importante circulación entre estas localidades y la ciudad cabecera, por lo que las paradas de colectivo y sus horarios organizan también las prácticas cotidianas de cada una de ellas.
Mapas y Planos del Partido de Luján
Los planos y mapas de Luján suelen mostrar un Partido centralizado en la ciudad cabecera; que en muchos casos solo detallan dicha ciudad mientras las localidades se muestran como pequeños recuadros con las calles y sin lugares destacados. Respecto a la ciudad de Luján, suele mostrarse centrada en el eje entre la Basílica Nacional y la Municipalidad, donde se concentra la mayor actividad administrativo-financiero-comercial, pero no se identifican otros elementos que generan gran circulación y organizan prácticas cotidianas de la población, como las escuelas masivas antes mencionadas, los clubes y la terminal de ómnibus.
(recuperar mapas de guías de Luján)Esa representación está también presente en los llamados mapas mentales de la población, es decir en las representaciones simbólicas de la configuración espacial de la ciudad que tiene la población local. Tales representaciones se organizan a partir de dos calles paralelas (Mitre y San Martín) que atraviesan el centro la ciudad, una avenida perpendicular que lo corta centro en dos; luego la zona turística y los barrios. Tal configuración presenta el centro del centro al oeste de la avenida y las casas de la “gente del centro” en el este de dicha avenida. En el centro del centro están la municipalidad, los bancos y los comercios; pero más al oeste está la frontera con la zona turística, la calle Francia. En tanto frontera, es un área sin identidad marcada donde se mezclan los peregrinos con los locales que llegan al centro para disfrutar de su oferta comercial y de esparcimiento. En esta zona de frontera hay locales gastronómicos de franquicia como McDonnalds, Mostaza y Havanna intercalados con comercios orientados principalmente a los turistas al oeste, entrando en la zona turística; y a la población local hacia el este. La distribución espacial de los comercios es una muestra clara del carácter de frontera de dicha calle, que está más en las representaciones simbólicas de la población local que en otras variables ponderables en la definición de la situación de un comercio.
Tal carácter de frontera de la calle Francia resulta un elemento segregador de gran peso en las representaciones simbólicas de la población local, lo que refuerza la distancia entre la población local y el paseo de la ribera, y por consiguiente del río, del complejo museográfico y de las instalaciones aledañas de gran valor estético cultural y patrimonial. Estas representaciones del espacio generan una relación ambigua entre las prácticas cotidianas y el reconocimiento del paisaje conformante de la identidad local.
El paisaje y el patrimonio
Siguiendo a Di Meo, el paisaje resulta una construcción mental de un mundo real que, en tanto perteneciente a las representaciones social, puede entenderse como una ventana abierta sobre el territorio, una inscripción conjunta de imaginarios individuales y de miradas institucionalizadas que las sociedades espacializadas, con sus identidades, dirigen al territorio.
Desde esta concepción, el paisaje local, de ciudad-pueblo, situada en el campo por fuera de la metrópolis es un imaginario en disputa, como resultado del avance del periurbano sobre el Partido de Luján y la creciente rururbanización de sus localidades. En este contexto, no son iguales el paisaje local concebido por la población tradicional del centro de Luján que aquel de las poblaciones periféricas. Mientras el primero se propone mantener la lógica pueblerina asociada al casco histórico-religioso de estilo colonial, exigiendo una recuperación del patrimonio tangible en ese marco, promoviendo la segregación del peregrino; existe otro paisaje, propio de las barriadas populares, donde esa misma infraestructura les resulta ajena mientras su foco se posa en la imagen de la Virgen: la casco histórico-religioso se reduce a la Virgen de Luján.
Profundizar en esta diferenciación requiere revisar los acontecimientos históricos que participaron los procesos de territorialización, descritos en la configuración temporal. Pero a título de resumen, vale recordar que tal proceso de territorialización encuentra, entre sus hitos más importantes, la mudanza del gobierno local desde la plaza Belgrano a la plaza Colón en 1910 y la construcción de la Avenida Nuestra Señora de Luján en la década de 1930. Este último representa uno de los importantes cambios del paisaje de la ciudad, ya que se demolieron manzanas de casas para focalizar el paisaje en el carácter religioso e histórico de ese sitio, construyendo una infraestructura destinada a brindar una mejor acogida a los peregrinos pero basada en un estilo gótico (la Basílica) y neocolonial (complejo museográfico) que ratificaron su pertenencia cultural a escala global (europea y católica).
Más allá del casco histórico-religioso de Luján, el paisaje local está signado por los espacios públicos típicos de las localidades bonaerenses, con elementos del conurbano (pequeños edificios intercalados con casas y locales comerciales) y zonas netamente residenciales que, en algunos casos, no cuentan siquiera con comercios de proximidad. Así conformado, el paisaje de los barrios no cuenta con una estética y un cuidado que promueva una identidad local, lo que promueve su respeto. Esto resulta en la acumulación de basura en las calles, desmejoramiento del escaso mobiliario urbano e intervenciones (pintadas o escritos con aerosol) sobre todo tipo de paredes. La utilización del espacio público como espacio publicitario durante las campañas electorales refuerza esta relación, especialmente con la proliferación de afiches, pintadas, carteles y pasacalles en lugares no autorizados para ello. Es por ello que puede señalarse que la falta de ordenamiento y embellecimiento del espacio público concluye en un desprestigio de este, su desmejoramiento, su desprecio y, por consecuencia, su uso como espacio de desecho.